Sanmartí, Neus. 10 ideas clave. Evaluar para aprender. Editorial Graó, 2007. 142 páginas. ISBN: 978-84-7827-473-4

“Dime qué y cómo evalúas y te diré qué y cómo enseñas (y qué y cómo aprenden tus alumnos).”

En pleno Siglo XXI, en educación, debemos convertir la evaluación en el centro de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Según Perrenoud (1993), “el éxito de una metodología de enseñanza y de los resultados obtenidos por el alumnado se fundamenta no tanto en la manera como se dan  a conocer los nuevos conocimientos, sino en la evaluación, entendida como conjunto de actividades que posibilitan identificar errores, comprender sus causas y tomar decisiones para superarlas.

Salvo honrosas excepciones (que quizás sea tu caso), el profesorado evalúa al alumnado con la intención de calificarlo, de poner una nota, de seleccionar al alumnado decidiendo quiénes aprueban, pasan de curso o titulan. La evaluación suele consistir en un examen (o control) que se realiza al terminar cada tema (o unidad didáctica) que consta de una serie de preguntas  (normalmente diez) que han sido explicadas con antelación en clase (en el mejor de los casos) y que se pide que el alumnado las conteste por escrito. Días después se les devuelve el examen a los alumnos con la nota que han obtenido (normalmente en color rojo para que se vea bien).

¿Qué suele pasar? Pues que el alumnado sólo se fija en la nota, dando un salto de alegría cuando la nota es positiva y con una gran desmotivación cuando es negativa.

La autora plantea 10 ideas clave acerca de la evaluación que luego desarrolla en cada uno de los diez capítulos de los que consta el libro:

  1. La evaluación es el motor del aprendizaje, ya que de ella depende tanto qué y cómo se enseña, como el qué y cómo se aprende.
  2. La finalidad principal de la evaluación es la regulación, tanto de las dificultades y errores del alumnado, como del proceso de enseñanza.
  3. El error es útil y conviene estimular su expresión para que se pueda detectar, comprender y favorecer su regulación.
  4. Lo más importante: aprender a autoevaluarse. Para ello es necesario que los alumnos se apropien: de los objetivos de aprendizaje, de las estrategias de pensamiento y de acción aplicables para dar respuesta a las tareas planteadas; y de los criterios de evaluación.
  5. En el aula todos evalúan y regular, el profesorado y los compañeros, pero la evaluación más importante es la que realiza el propio alumno.
  6. La función calificadora y seleccionadora de la evaluación también es importante, y sus resultados dependen en buena parte de la calidad de la evaluación-regulación realizada a lo largo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  7. La evaluación sólo calificadora no motiva. En general, ni la evaluación en sí mismo ni la repetición de curso si se suspende motivan al estudiante a esforzarse más en aprender, a no ser que le proporcionen criterios e instrumentos tanto para comprender sus errores y superarlos, como para reconocer sus éxitos.
  8. Es necesario diversificar los instrumentos de evaluación. Dado que cualquier aprendizaje contempla diversos tipos de objetivos, es preciso que los instrumentos de recogida de información sean múltiples y variados. Y las estrategias para analizar los datos y promover la regulación deben favorecer la autonomía del alumnado.
  9. La evaluación externa de los aprendizajes de los alumnos puede ser útil para orientar la enseñanza. Pero para ello es importante que los instrumentos y métodos de evaluación aplicados promuevan prácticas de aula innovadoras.
  10. Evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza. La evaluación debe proporcionar información que permita juzgar la calidad del currículo aplicado, con la finalidad de mejorar la práctica docente y la teoría que la sustenta.

En este enlace tienes un resumen de esas diez ideas clave.

por jmgarran

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