En los Juegos Olímpicos de 1984, celebrados en Los Ángeles, durante la maratón femenina,  esta atleta, completamente deshidratada y desorientada a causa del esfuerzo en ese día tan caluroso, y tras haber desaprovechado el último puesto de avituallamiento, comienza a sufrir un fuerte calambre en la pierna izquierda y a tambalearse, a falta de recorrer 500 metros para finalizar la maratón. Mientras que la ganadora Joan Benoit requirió un minuto y medio, Gabriela precisó casi 7 minutos en recorrerlos, rechazando mientras tanto cualquier asistencia médica, antes de caer inconsciente en los brazos de los médicos en la línea de meta. En la consiguiente asistencia médica se le midieron 41,2 grados de temperatura corporal. Más tarde hubo discusiones sobre si los jueces deportivos y médicos deberían haber sacado a Gabriela de la carrera. Sin embargo se recuperó y concedió entrevistas doce horas después.

Después de la carrera le dijo a los periodistas que quería terminar la carrera, ya que podría ser su única oportunidad olímpica debido a sus treinta y nueve años. Llegó en el puesto 37 entre 44 corredoras, pero fue más aplaudida que la medallista de oro.

El hecho es considerado hoy en día uno de los mayores ejemplos de perseverancia, triunfo y espíritu olímpico.

por jmgarran

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